Una nueva etapa

 

La ley de tierras y desarrollo rural entra en una nueva etapa. Una vez entregado el proyecto al Ministro por el grupo de expertos que colaboró en su re-elaboración, ahora debe surtir dos difíciles trámites: la consulta previa obligatoria con las minorías étnicas y la discusión y aprobación en el Congreso de la República. En ambos las discusiones serán sin lugar a dudas complicadas y el proyecto puede sufrir modificaciones sustanciales, para bien o para mal. Los intereses en juego son numerosos y poderosos: a la tradicional lucha por la propiedad de la tierra y por la vía de desarrollo rural que se ha vivido entre pequeños y medianos productores y grandes latifundistas, en los últimos años se han sumado los intereses de los narcotraficantes, los grupos armados ilegales, la minería legal e ilegal y los compradores extranjeros de tierras.

 

El sector rural, además de alojar los mayores problemas de pobreza y marginamiento, es el escenario de los principales conflictos que vive la sociedad colombiana. En estas condiciones una ley que el Gobierno ha anunciado como ambiciosa desata numerosas expectativas y tensiones. Muchos de los actores han comenzado a mover sus fichas, incluidos los campesinos que han iniciado concentraciones y movilizaciones para promover que la ley sirva a sus intereses, tantas veces burlados. Algunas de estas movilizaciones están contando con el apoyo del Gobierno, consciente que la pelea que se avecina no será fácil.

 

El Grupo Diálogo Rural Colombia, que hasta el momento ha buscado colaborar a que este tema se debata ampliamente y a que el proyecto quede lo mejor posible, continuará incidiendo en los diferentes espacios que se le presenten con miras a contribuir a la aprobación de una ley moderna, incluyente y democrática, que tienda a superar las enormes desigualdades existentes entre lo urbano y lo rural, entre distintas regiones colombianas y entre las diferentes capas de pobladores y productores rurales, y que propenda por el adecuado aprovechamiento de las potencialidades que ofrece el sector rural colombiano para generar riqueza en beneficio de todos sus moradores.